Por: Juan Rodríguez
¿Y la feria del libro, para cuándo?
Vestidos y alborotados, como se leería en muchos textos, esta frase representa el hecho de que todo está listo, pero que, de un momento a otro, las circunstancias cambian y dan un giro bastante dramático e inesperado. Y así estamos, vestidos y alborotados, con las ganas, la fuerza, el valor y el hecho del aprecio por nuestro caminar. ¿Y entonces, qué pasa? ¿Dónde está el valor de la seriedad?
¿Por qué así, de esa forma tan extraña, oculta en el silencio y en el olvido? Me gustaría decir nombres, decir la relación verdadera y a quién va dirigido estas palabras. Bueno, solamente diré una única y que revela, en mis posibilidades, más de lo que quisiera creer, o de lo que no creen.
La institución. Esa es la palabra, pues se supone que nos representa, ¿No? No quiero calumniar, ni mucho menos decir cosas que no son sobre el papel de la verdad. Simplemente no puedo callar, soy humano, y he visto más cosas de lo que varios creen que han visto.
No, no es pedantería, si supiera que tenía que ver esto y atormentarme, ¿Entonces, para qué ver? No, no me gusta el sufrimiento en consecuencia a mi propia relación, basta simplemente con mirar afuera como para uno coger el puñal y enterrárselo en ambos ojos.
¡Qué va, son otras cosas, otras circunstancias, pero que sepan una cosa, que si después de este texto, no revelan, no dicen algo o no cuentan la verdad, así sea a su manera, entonces me atreveré a dar nombres, siempre desde el respeto y el valor, pero si ellos no hacen nada, yo sí lo haré!
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