Por: Yeye
Un sabor salado de lágrimas
y una copa llena de la manera menos fina posible
de ese vino de uva.
un balcón vacío
y un sueño incumplido
¿Se hará real?
Las palabras Luis Armstrong me aconsejaban
“…la oscura sagrada noche,
y pienso para mí
Qué mundo tan maravilloso”
y a mí unas flores marchitas me atormentaban
me recordaban del fracaso al cuidarlas,
de mi propio descuido.
De mi deseo a este mundo dar un “me despido”.
El deseo de dar un último respiro.
“El mundo no es malo, es lo que hacemos con él…
Qué mundo tan maravilloso”
tal vez demasiado para mí
muchas veces me despedí,
pero no lo conseguí.
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