Escrito por: Michael Barajas Pérez
Chile está viviendo uno de los momentos más trascendentales de su historia, está viendo un nuevo amanecer que se asoma por la ventana de cada uno de los chilenos que sueñan con un próspero futuro: no sólo para ellos; sino también, para toda su descendencia, convirtiendo a Chile en una cuna de esperanza, opacada anteriormente por una de las dictaduras más mortíferas de Latinoamericana.
En 1973, llegó tras un golpe de estado al gobierno del socialista Salvador Allende (en el marco de la guerra fría), Augusto Pinochet con mano fuerte y ensangrentada, golpeó con acritud a Chile; marcándola para toda su historia. Su gobierno estuvo lleno de sangre y llanto, sin duda, cumplió efectivamente su labor de dictador. Empero, ese no es el caso: en 1980, Pinochet y su junta militar, redactó una constituyente llena de desigualdad e inequidad, que hasta nuestros días aún está vigente.
Para no alargar más esta columna, Chile se encuentra en un momento clave: ya que se convocó una asamblea constituyente con el propósito de: escribir una nueva constitución; aunque esto suene desesperanzador, ¡Chile está inmerso en un gran caos! Tras las votaciones por los redactores de la constitución, para ninguna nación es un secreto, que poner de acuerdo a independientes, minorías, militantes de derecha y de izquierda, todos en consenso; es la labor más ardua que tiene Chile y que cualquiera se preocuparía. Lo más trágico es que dos tercios de la convención deben estar de acuerdo con ésta. La primera sesión para escribir la constitución comenzó el pasado 4 de julio. ¡Qué lío es una constituyente!
Comments