top of page
Foto del escritorMichael Barajas Pérez

"Ponte en los zapatos de la victima"

Por: Camila Zornosa


Esta semana estuve en la semana de inducción de mi universidad y en el primer día hablamos sobre las injusticias. Sobre qué haríamos si viéramos estas, cómo ayudaríamos.

Varias veces salió la frase de “ponerse en los zapatos de la víctima” ya sea para reformar un victimario o para las personas espectadoras de la injusticia como una forma de empatizar.

Pero, ¿realmente deberíamos ponernos en los zapatos de la víctima? O ¿realmente logramos hacerlo?

Siempre que veo a alguien comentar esto, veo a una persona que minimiza los problemas del otro a base de su propia experiencia.

“Ah, pero es que si yo viviera algo así no lo habría exagerado tanto”.

“Pero si eso es normal, a todos nos pasa” y muchas más.

Ponerse en los zapatos de la víctima no nos lleva nunca a ser empáticos, porque, jamás podremos ver el problema desde la misma cosmovisión de la víctima.

Porque tú y ella han vivido experiencias totalmente distintas, aunque vivieras una experiencia similar en la que sufres de una injusticia, jamás podrás ponerte en el papel de la otra persona igual que esta jamás podrá vivir tu sentir.

Recordemos que la empatía se proyecta desde el saber que aunque para ti el problema no sería así, entiendes que esta persona está sufriendo y llevando un dolor de una forma distinta a la que tú lo harías, porque aunque somos seres similares tenemos una mente y pensamiento individual.

En una sociedad utópica deberíamos de sentir empatía y molestia al saber de una injusticia no por su género, por su nacionalidad, preferencia sexual o partido político de preferencia. Si no porque existe, porque es un ser humano que merece respeto y ser tratado de una forma justa, sin ninguna excusa o etiqueta adicional. Un mundo donde la equidad no sea un privilegio que se anhela, si no que existe como algo de la cotidianidad.




Comments


bottom of page