Por: Patricio Möller
El 10 de diciembre del 2019, asume la dupla Fernández – Fernández, de la cual existían muchas dudas acerca de quién sería realmente el o la que gobernaría la nación, o quién tendría la lapicera en sus manos, como se dice acá.
Llegaron al poder prometiendo bajar la inflación, el desempleo, evitar la fuga de capitales, poner en la mesa de los argentinos la tira de asado, y llenar la heladera. Una clase política moderada que volvía mejor y consciente de haber aprendido de los errores de los 12 años de Kirchnerismo,y con un gabinete supuestamente de científicos, Entre otros timos, que nunca llegaron a cumplirse la verdad es que fue totalmente al revés, puesto que nada de lo anteriormente señalado se logró, sino que, como un antónimo caprichoso de lo buscado, o una negligencia propia de la inutilidad del equipo de supuestos científicos quedo corito o descalzo. Con un traje que estancó muy ancho, y que desde el principio se dejó notar partiendo por su caudillo de grupo. El mismísimo presidente de la República que se suponía que la lapicera la manejaría él.
El resultado termino, siendo todo lo contrario de manera absoluta, y total. Aquellas ofrendas tan maravillosas que de la noche a la mañana pondrían a la “Argentina de pie” como era el eslogan de campaña de Alberto y Cristina, se plasmó en las intenciones personales de la vicepresidenta que ya se auguraban por algunos. La impunidad, el fuero e ir contra un poder del estado de manera alevosa como es el judicial. Aplicar la practica de poner jueces a dedo que le aseguren los propósitos. Y la verdad es que los peores augurios de los que se temían, que la dirección la llevara la doctora se hicieron realidad, poco después que el Covid nos advirtiera que se quedaría entre nosotros. fue ahí donde Alberto comenzó a perder la popularidad que tuvo al principio de la cuarentena, y en cosa de unos pocos meses la tortilla se le dio vuelta, y su popularidad se fue en caída libre. Hasta llegar a la escueta cifra de 16% de aprobación.
Hoy argentina es tierra de polenta, chicanas, emojis y traps anticapitalistas como lo mencioné en mi programa en YouTube. La polenta vino a reemplazar a la carne, las chicanas al estadismo, los emojis a los debates, y los traps anticapitalistas al sentido común, y a la acefalia total adoptada por algunos que proponen el populismo como panacea infinita a los problemas endógenos de la Argentina.
Este domingo se celebrarán las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias) que son una suerte de primarias antes de las elecciones de medio término, o generales parlamentarias para el 14 de noviembre.
Es muy difícil dar un pronóstico y menos certero, pero el oficialismo se podría llevar una gran sorpresa. De ser así, este columnista tiene la teoría, la hipótesis, y una sensación de probabilidad que podría ser el principio del fin del Peronismo como lo conocemos.
¿Cómo se podría rearticular este mismo?, sobre todo, en caso de perder en la Pvcia de Buenos Aires. La responsabilidad política caería con todo su peso sobre Alberto Fernández, y le podría costar la presidencia. Porque con este escenario Cristina no se quedará con los brazos cruzados, y mucho menos mirando al sudeste. Podría terminar siendo ella misma, así como lo puso de presidente, ahora podría ir por la cabeza de este, juntos con las organizaciones sociales, piqueteros, planeros, La Cámpora etc. y voltear un gobierno al estilo de Fernando de La Rúa en el 2001. En ese caso Cristina asumiría la presidencia de la Nación, pero, a su vez si pierde las parlamentarias y el congreso se le pone cuesta arriba, perfectamente le pueden hacer un juicio político para destituirla, antes que ella por sus medios arranque a Cuba con todo su dinero.
Estas especulaciones tanto o bastante aventuradas, y que muchos podrán decir que es algo improbable de suceder, podrían resultar siendo verdad.
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