Por: Juan Camilo Herrera
Querido lector, en la presente columna nos adentraremos en una problemática social poco sonora en la sociedad colombiana, pero que con el pasar de los años ha sido bastante nociva para el pueblo colombiano.
El favoritismo familiar o simplemente “nepotismo” se describe como la acción que toman los funcionarios del estado al momento de designar cargos públicos a su grupo familiar y allegados, sin tener en cuenta los méritos hechos por otras personas para acceder al cargo.
Este suceso nocivo se presenta más que todo en el ámbito político convirtiéndose así en una clase de vicio social, en Colombia es común presenciar actos de nepotismo, la cuna de este vicio social son las alcaldías, gobernaciones y entidades públicas.
Lo más grave del caso no es la práctica de nepotismo, el problema radica en que las oportunidades laborales van a ser acaparadas por cierto grupo social, ocasionando directamente afectaciones en el acceso al trabajo por parte de la gente de a pie.
Conclusión, en el país hay pocas oportunidades laborales y cuando se abre una vacante de empleo ya es ocupada por la hermana del funcionario público, “ni modo vivimos en Colombia”.
Todo ser humano se forma de acuerdo a sus capacidades tanto económicamente como los principios morales. Lamentablemente prevaleciendo lo económico sin tener en cuenta lo moral donde no lo tiene la alta sociedad