Elaborada por: Lina Echeverry García
El año pasado, de manera alarmante subieron las cifras de violencia intrafamiliar y feminicidios, la pandemia trajo consigo el confinamiento en nuestros hogares, aun cuando estos pueden ser el infierno y el calvario de muchas mujeres que ahora estaban sujetas a las tareas laborales en su casa y también a las domesticas, aumentó la sujeción al hogar y así mismo nuestra sociedad machista se dejó ver en todo su esplendor.
El Meta no ha sido la excepción para este trágico panorama, según el Observatorio Colombiano de las Mujeres, este departamento es el quinto lugar con mayor violencia contra las mujeres, para agosto del 2020 había aumentado en un 11,3% la violencia intrafamiliar y la línea 155 tuvo un incremento del 140% por ciento de llamadas denunciando violencia contra las mujeres. Esta semana falleció Leidy Zamara Rodríguez de 19 años, el agresor era su pareja sentimental de 47 años quien según indican testigos, era su pareja desde los 14 años y la maltrataba recurrentemente, hasta que la atacó con un machete provocándole heridas que acabarían con su vida, Leidy no es una cifra más a la lista de feminicidios recurrentes en el Meta con hombres que se creen dueños de la vida y las ilusiones de mujeres.
Leidy no denunció por miedo, porque la violencia en las instituciones públicas es sistemática, la recurrente revictimización en los procesos judiciales y las mil problemáticas que enfrentan, conllevan al silencio de mujeres que callan y resultan en un feminicidio. ¿Cuántos feminicidios más deben haber? Estas no son cifras aisladas, son vidas de mujeres, niñas y jóvenes, cuya luz es apagada por comportamientos aberrantes que se naturalizan en una cultura machista que justifica a criminales con pensamientos como ¿Por qué no denunció antes?
Natalia Fernández, Laura Valentina Pinzón Duarte, Aida Luz Pérez Velásquez, Verónica Pérez Velásquez, Angie Lorena Torres, Katherine Nova, Leidy Tatiana García Ocampo, Angie Lorena Nieto, Luz Fagye Rodríguez Barriga, María Paula Castañeda Cárdenas, Sharick Nicol Rodríguez, Leidy Zamara Rodríguez y por todas las demás que no he mencionado, no son un número más, tienen nombre y rostro, por más que hayan intentado borrarlas, ellas siguen vivas en nuestra memoria.
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