Durante más de siglo y medio, para nuestra gracia o desgracia nos gobernaron liberales y conservadores; una buena aparte más por contiendas con tintes bélicos que propiamente electorales, no obstante, con la llegada de la constitución del 91 se abrió la puerta para la creación de nuevos partidos políticos con ideologías no necesariamente afines a los tradicionales, prometiendo una primavera democrática, sin embargo, lejos estuvo de serlo y por el contrario, en su práctica estuvo cerca a ser un adefesio, una amalgama excesiva de partidos políticos, tanto así que fue necesaria la creación de una reforma electoral para subsanar dicho error.
Desde aquel entonces, los partidos políticos en Colombia no son lo mismo, incluso algunos han llamado el nuevo fenómeno como “la crisis de los partidos políticos”, la decisión de pertenecer a uno ya no es algo de nacimiento como antes solía serlo, pero tampoco es por la ideología de los mismos. Los partidos han perdido sus ideales y sus militantes no los practican, se tiende a buscar un partido más por promover una persona que un pensamiento y así hemos recaído en un caudillismo, donde un personaje político conforma un partido y promete ser el salvador de las problemáticas y los ideales dejaron de estar en el partido para recaer en personas.
Esta es una problemática más para la lista de Colombia, una democracia débil, sin partidos políticos sólidos, ni postulados ideológicos, esto nos ha permitido hundirnos en más crisis pues permite la construcción de alianzas y coaliciones de partidos políticos que idealmente no comparten nada, excepto la búsqueda de conformar maquinarias políticas colosales y aplastantes.
Elaborada por: Lina Echeverry
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