Por: Yeye
Los recuerdos me observan,
Pueden ver la extrañeza en las gotas de mis pestañas.
Pueden ver cómo trato de soñarlos,
De vivirlos;
Para lograr por fin
un sueño sin el interrumpir de la nueva mañana.
El hombre del bus ha cambiado su expresión,
ya no es quien ve orgulloso por el retrovisor,
ya no es quien revisa si muevo la cabeza
al ritmo de su radio,
ya no escucho el folk, ni veo el campo,
ni los conejos, ni mi maleta.
Aquel hombre se ve decepcionado,
Tal vez por mi culpa,
O solo sienta pena por mí.
No es bueno desear el recuerdo de un sueño
Si no puedes abrir los ojos correctamente,
Si no puedes sentir,
Si no te permites vivir.
(…)
Hay dos maneras de alejarte de tu cuerpo:
una es pacífica, con árboles y trenes,
la otra
es el abandono propio,
es el naufragio a la búsqueda de un espacio
de esa paz que se tuvo
y que con convicción
se desea revivir.
Es cuando el poema inicia a perder su lírica
y se actúa con desesperación,
buscando una respuesta en tus propias letras.
Y entonces, los recuerdos te observan.
-Yeye
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