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Foto del escritorAdriana Bella

Las noches en Villavicencio: poesía, salsa y rock

Actualizado: 16 feb 2022




Cartel promocional del evento de poesía llamado Noche de Letras. Fuente: Instagram Villavicencio Cultural.

Hoy quiero reflexionar sobre la noche, sobre el tiempo en que el Sol es solo un recuerdo y reconocemos que no somos nada en la inmensidad de las estrellas. En Villavicencio, una ciudad desordenada para el entendimiento urbano y donde hemos logrado una sinergia de culturas desplazadas que nos hace únicos, he pasado las mejores de mis noches. Las últimas han inspirado un escrito en el que quiero regresar a las páginas que circulan en las pantallas de la ciudadanía.


Todo comenzó el 02 de diciembre durante una “Noche de Letras”. En mi vida no pudo haber sido de otra manera. Momentos previos, estuve sentado en un parque del conjunto Amarilo con una joven poeta. Dos cervezas, dos cigarrillos y una conversación que terminó girando en torno al placer de las sábanas, cuando dos seres en la vulnerabilidad y el poder de la desnudez se devoran sin prisa; como si la onda de una bomba atómica se acercara rápidamente hacia la tropopausa. Al final, solo fue eso, el final, el silencio que causan los deseos erráticos y naturales de la humanidad que somos. Y tú, lector que descansas cuando la Luna danza, ¿cuándo dejará de ser tu cielo nocturno la fría loza, el cemento gris o la teja estrepitosa en el aguacero?



Mario Bermúdez declama “Sinfonía a un edificio” en Lola Bar durante la Noche de Letras (1)
El rapero Leyn en Lola Bar la Noche de Letras.



La “Noche de Letras” en Lola Bar aún no comenzaba. Mario Bermúdez, el principal invitado del evento, es un poeta que reside en Cumaral, pequeño municipio del Meta. La primera vez que lo vi fue en el 2020 en Villacentro, había llegado a compartir sus creaciones en el Slam poético de la ciudad. Esa vez no ganó. Los oídos locales no estaban preparados para una poesía lúgubre y profunda, como bruma infernal, que a su vez podría ser la nube blanca viajando despacio en un cielo despejado de verano. Mario se llevó de mis manos En La Cuerda Floja, una antología de autores boyacenses donde se lee mi anhelo de "[hacer] nido con las ratas y perseguir aguijones en suburbios" (2), por las heridas y tristes añoranzas que me ha dejado la creencia en el cielo. ¿Cómo no sentir empatía por su ser? Él fue el motivo de esta “Noche de Letras”, donde escuchamos poesía y beats junto a Leyn, rapero que disfruté cuando se puso al micrófono y al que luego agradecí cuando me regaló el sticker que ahora da un poco de color a mi pálido computador. -La noche, siempre nos deja regalos-. La promesa del performance fue cumplida por Alexander Avellaneda, otro poeta que reside en los Llanos Orientales, capaz de hacer que los desconocidos se abracen a ciegas, mientras les habla del mirador y otros lugares cómplices (3). Y tú, lector que descansas cuando la luna danza, ¿cuándo dejará de ser tu cielo nocturno la fría loza, el cemento gris o la teja estrepitosa en el aguacero?


Un par de desconocidos se abrazan con los ojos vendados en la performance de cuatro poemas de Alexander Avellaneda en Lola Bar durante la Noche de Letras.
De izquierda a derecha: los poetas Mario Bermúdez, Adriana Bella y Ivez Cy junto a Ronald Molina, director del Semillero de Escritura Creativa Eduardo Galeano.

La noche de letras en Lola Bar ya había comenzado y estaba lejos de terminar. Mi "Canto en Desespero"(4) con las bienaventuranzas que inicialmente fueron juzgadas de mala copia nadaísta, o quien sabe qué poema, hicieron que, en frente del bar, conociera a la mujer ciega y abrazada de Avellaneda, quien, en uno de sus poemas de la noche, recorrió la historia de la literatura y deslumbró la magna sapiencia que le caracteriza; la llamaré Justine. Ella y su acompañante de turno me compartieron el tabaco más delicioso que había experimentado mi paladar. Delicioso, pero no tanto como bailar "Antropología" de Carmelo Torres (junto a Edson Velandia y Los Toscos) con aquella mujer, en la que reconozco a la


“Cumbiera Intelectual", los dos en la mitad de un bar de hombres y mujeres sentados. Lo mejor de la triple complicidad que recién establecimos fue construir un cadáver exquisito, en un trío literario que nada tenía que envidiar a las mejores tertulias del enorme mundo bohemio. Una creación colectiva donde reconocimos que "en el barrio más humilde de la ciudad más degradada -Ivez Cy- (...) en el vendedor de chicles, el consumidor de bazuco -Ronald- (...) también se encuentra la palabra que rompe las hojas y se entrega libre al viento -Adriana-, es decir la poesía (5). Y tú, lector que descansas cuando la luna danza, ¿cuándo dejará de ser tu cielo nocturno la fría loza, el cemento gris o la teja estrepitosa en el aguacero?


Otra luna iluminó el cielo nocturno. Antes del 04 de diciembre, la noche de "Las Chicas Van A Rockear" en Villavicencio, estuve haciendo poesía erótica y convirtiendo en realidad el anhelo de un estudiante que soñaba con orgías en un auditorio de la Unillanos. Por algo Charly solo quería “ver al enfermero”. Quién hubiese creído que el día del regente, un pequeño toque de puños iniciaría la madrugada de un trío de salsa inigualable. Esa noche se la debo al vino, al “Casillero del Diablo”, al pique de Zaira -la mujer del choque de puños- y la buena energía de la cajera del ARA, que ayudó a amenizar una noche de pogos, voces guturales, solos de guitarra, baterías en explosión y, por supuesto, feminidad a flor de piel. Debo reconocer que nunca me he podido regenerar del punk, del hastío a esta puta sociedad que a veces no merece más que nuestro vómito.


Recordaba los lapidazos mutuos que nos dimos hace unos años con un feminismo misándrico -a mis ojos y oídos de ese día- en un Día Internacional de la Mujer, otra noche en Villavo. Lo traigo aquí, porque es necesario reconocer que los hombres y la masculinidad pueden ser tan bellas como la feminidad y el feminismo de Chimamanda Ngozi y Lidya Cacho. Espero que algún día, en el mismo sacro espacio donde las chicas vayan a rockear, los hombres cuidemos a los hijos y preparemos la comida. Sobre todo, anhelo que hombres y mujeres reivindiquemos el honor que merece el cuidado y la crianza. Y tú, lector que descansas cuando la luna danza, ¿cuándo dejará de ser tu cielo nocturno la fría loza, el cemento gris o la teja estrepitosa en el aguacero?



Cartel promocional del evento Las Chicas Van A Rockear Vol. 2 realizado entre el 25 de noviembre y el 4 de diciembre de 2021 en Villavicencio. Fuente: Facebook Disonantes Radio



Resulta que ese día, las chicas además de rockear, también iban a bailar salsa. Yo estaba en el idilio de parchar con dos de las más bellas de la ciudad. Mi “Cumbiera Intelectual” y el enérgico puño Unillanista. Junto a Justine y Zaira, con tres botellas de vino en la cabeza y la razón más intacta que en la sobriedad absoluta, terminamos la noche en la Galería del Siete de Agosto. Este espacio conmemoraba un año de estar abierto al público, tras décadas en que no fue más que otro monumento a la corrupción. Allí se consiguen frutas y verduras frescas, se comercializan artesanías, se han escuchado los cuenteros de El Butaco y ahora, estaba convertida en un pequeño Juanchito -valgan las proporciones optimistas-. Aunque mis ojos no vieron las orquestas en vivo, ese dj “estaba en su salsa”. Quién se iba a imaginar que un hombre sencillo, de mente brillante -literal- con tres fracturas en su pierna izquierda y decenas de esguinces en su pie derecho, terminaría aguantando el voltaje de bailar toda la madrugada, no con una, sino con dos hermosas mujeres.


La Galería del 7 de Agosto donde se realizó Salsa al Parque, evento de cierre del primer aniversario de existencia del lugar.

Debo decir que en Villavicencio los milagros existen. Lo mejor, amigos míos, es que en ese mismo espacio se pueden comer un sancocho sustancioso que tiene la grasa en su justa proporción y su yuca en estado tan blando que se asemeja al pan de leña. Y tú, lector que descansas cuando la luna danza, ¿cuándo dejará de ser tu cielo nocturno la fría loza, el cemento gris o la teja estrepitosa en el aguacero?



 

Textos mencionados:


1. Autor: Mario Bermúdez. Del poemario Perros Miserables.


Sinfonía a un edificio


Soy…

Soy el prefijo de la muerte.

Soledad, cristal impenetrable.

Los ruidos no son escuchados y mis plegarias

son melodías que se las lleva el viento.

Al fin y al cabo, es solo smog.


Los arcoíris no existen

Las mariposas son rocas

Las flores son hierba seca


Asfixio en las profundidades del mar.

Desesperación.

La última regla está rota

El apocalipsis es pasado

Se abre la puerta.


El comediante tenía razón

El perro dejó de respirar.

Su último aliento fue polvo

y las palabras fueron palabras

y los caminos fueron abismos.


Solamente estoy a 50 pisos del suelo…

40, la lucha es útil para envases retornables

35, olvidé comer mi plato favorito.

31, toqué las manos de mi amada, no sabré si ella siente lo mismo por mí.

26, mañana no iré a estudiar.

20, me encanta la leche, tomé bastante para que mis huesos me resistan.

15, me quedé en el preámbulo del Zaratustra; me encanta lo frito

que estaba el muerto de Federico.

8, no aprendí a manejar moto ni carro. ¿Qué pensará la alta sociedad de mí?

Me importa un pepino.

5, amada mía, salúdame a mis amigos, diles que regresaré,

te adoro amada Mía.

3, mis pensamientos jugaron conmigo, tomé una mala decisión…

l…

…Hola amada Mía, así que 50 pisos

¡Ya quiero estar en el último!


2. Autor: Adriana Bella. De la antología En la cuerda floja.


Retirada


Partiré, ya lo he dicho antes

haré nido con las ratas y

perseguiré aguijones en suburbios

porque el cielo y sus promesas me han herido

me han dejado solo tristes añoranzas.


Si me ven, díganle a Dios que me he perdido

en la terquedad de mi sustancia

en la frialdad de mi ignorancia,

ya puedo por la sobriedad de justicia

ser servil de los últimos infiernos.


Me he dejado ir sin pensar mañana

al cabo hoy no existe una añoranza

ni siquiera sé quién soy ni lo que he sido

ni siquiera sé si sois solo fantasmas


Si la muerte no me halla preparado

qué más da si la vida ya se acaba.

Si las pieles y el color van a morirse,

¿de qué sirven las luces, las palabras?


No sé bien, o tal vez sí, ya lo comprenda

que esta vida está llena de nostalgias:

del que parte hacia otro mundo con mentiras,

del que vive sus mentiras y las ama.



3. Autor: Alexander Avellaneda.


Encuentro


Hicimos el amor

con la fuerza de quienes se sienten

miserablemente solos.


Hicimos el amor

con violencia

como señal de venganza mutua.


Hicimos el amor

para mordernos

para dejarnos marcar

e intentar destruirnos en un crimen pasional.


Hicimos el amor

con todo el odio posible,

sus manos en mi cuello

y las mías en el suyo,

como una amenaza compartida.


Hicimos el amor

como para hacer la rabia

para hacer el dolor

para dejarle al placer

ese último espacio en la piel

donde nada más llega

excepto el silencio cómplice.


(Presentado en la Lunada de poesía Latinoamericana de Corcumvi y publicado en el blog del autor bajo el nombre “Poema III”)


Normalidad


El día escarlata

La tarde gris

El cielo despejado

El rumor del tráfico

Los pasos del mundo

La música del carnaval

La brisa y el sonido de las frutas.


Todo ingresa sin pasaporte al interior de este país-hogar.

Las flores marchitas que caen sobre los azulejos del balcón

La gata que recorre el marco de la ventana y observa la lluvia.


La casa vacía

El espejo roto que nada refleja

Las cortinas a punto de caer

El periódico sin leer

Las facturas acumuladas

Los muebles abandonados

El silencio...



Vendrán otras parejas

y se harán promesas frente al sol

La tarde morirá mientras ellos duermen abrazados

La ventana

de par en par

es el puente con la vida

Los pasajeros somos nosotros.


(Publicado en el blog del autor bajo el nombre “El balcón”)


Reconocimiento


Una corazonada no es la verdad

es la sospecha de una mentira

que mi corazón se obliga a no escuchar

que se niega a tomar por cierta.


Una corazonada es una bala sin trayectoria

es una puerta que rechina en una casa abandonada.

Una corazonada es un ruido en el alma.

Es saber que como Casandra

puedo gritar todas las desgracias

y nadie me va a tomar en serio.


Una corazonada es la soledad

de quien tiene claro que todo lo que oye

hace parte de una conspiración.


(Publicado en el blog del autor bajo el nombre “Corazón de Mayo")


Separación


Te extraño de la manera más sana que existe para extrañar a alguien

Es decir, desde el mirador en la montaña

Donde por más que me esfuerce

Mis ojos no logran verte

Y tú tampoco logras verme

Aunque yo grite

Aunque mueva mis brazos

Y mi sombra se refleje en la ciudad.


Es sano porque es corto y pasajero.


El sentimiento de extrañarte es una brisa

Y luego se va

El sol se queda

Las calles se quedan

Los árboles

Las enfermeras

El doctor y los hospitales

Todo eso queda

Y dejo de extrañarte.


(Publicado originalmente con el nombre “Desde el mirador” en Naufragas: Antología poética. Volumen 2)


4. Autor : Adriana Bella. El poema es titulado “Canto en desespero” y está compuesto por cinco libros, de los cuales se presenta el “Libro 5”

Libro 5


Están lloviendo mandriles… Gritan furiosos y botan de sus colorados culos una sustancia psilociba, púrpura y dorada. Se estrellan contra asfalto sólido y esparcen sus carnes de esquina a esquina. Sus carracas rotas siguen con rugidos y crujidos que entonan las bienaventuranzas del evangelio del fin del mundo.

Bienaventurados los negros, santificados del semáforo y la bolsa.

Bienaventuradas las putas, que brindan orgasmos a los desesperados.

Bienaventurados los indigentes porque se entregan en pedazos entre caldos para sus hermanos.

Bienaventurados los estudiantes, porque de ellos es la paz de la Tierra en caos. Bienaventuradas las piedras que se elevan sobre barricadas y caen en meteoros antiporcinos.

Bienaventuradas las calles sucias por donde han cruzado los pies descalzos de los incomprendidos.

Bienaventurada la pluma, que narra la barbarie y luego entrega su cuerpo agujereado en la injusticia.

Bienaventurados los perros, que se comen unos a otros y se rasgan sus pieles por la perfidia de la reproducción.

Bienaventurados los poetas, que hallan la belleza en la desesperación y el hastío en el paraíso.



5. Autores: Ronald Molina, Adriana Bella, Ivez Cy. Creación colectiva en la entrada de Lola Bar.


Cuando sonríe deja un estrépito de gozo en el alma


Un alma capaz de hacerte trascender, un alma que no siente, un alma que sencillamente deambula. La encuentras en quien vende chicles, en la mujer de la calle, en el tipo del bazuco, en el niño que pide dulces, en el bar decadente de la esquina del barrio más humilde de la ciudad más degradada.


En la academia me enseñaron a indagar a buscar la poesía en Baudelaire, en Borges. La encontré en el vendedor de chicles, en el consumidor de bazuco; la encontré en la palabra que es vida, que deambula, que circula, que rompe las hojas y se entrega libre al viento. Pero no es el viento fresco al que estamos acostumbrados aquí en las tierras tropicales, es un viento denso que sacude tu espíritu, que te lleva a sentir y a ver en el cielo no estrellas, sino unas manchas voraces que te engullen, que abren su boca como fieras, que te llevan -no sé- a soñar simplemente, sin ser las estrellas sino esas bocas voraces las que te llevan a soñar.


El cielo de Villavo esta noche abre sus fauces para sumirnos en una agonía incesante como Baudelaire diciendo: “¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!”. Sabemos que quien le ruega a Satán como yo, existe, existe alguien en esta vida que también canta y sueña.


Simplemente, en un cadáver exquisito de la noche yace “El muerto alegre” del mismo Baudelaire.



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