Elaborada por: Camila Zornosa
Según Wikipedia, “los falsos positivos es el nombre con el que la prensa de Colombia denominó al involucramiento de miembros del Ejército de Colombia en el asesinato de civiles no beligerantes haciéndolos pasar como bajas en combate en el marco del Conflicto armado interno de Colombia” y esto para aparentar resultados operacionales exitosos y obtener retribuciones económicas, días de descanso, condecoraciones y otros reconocimientos, sin dejar de lado cuando el coronel Gabriel Rincón frente a la JEP dio el testimonio de que el batallón que no diera “buenos resultados” durante un mes, su comandante seria dado de baja.
Aunque la mayoría conoce los falsos positivos por las madres de Soacha, quienes ayudaron bastante a exponer el problema y son las madres de unos jóvenes que fueron desaparecidos y posteriormente encontrados como falsos positivos, en realidad se tiene conocimiento de casos que vienen desde 1988 hasta 2011, pero tuvo apogeo o auge en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, de la mano con el programa de incentivos. Al día de hoy, en el año 2021, sabemos por la JEP que el ejército asesino a 6.402 civiles en Colombia entre 2002 y 2008, triplicando el número que antes habían dado.
Pero además de la historia de las madres de Soacha y las familias víctimas de los falsos positivos, encontramos la otra cara de la moneda: Raúl Antonio Carvajal.
El señor Carvajal durante años se desplazó por el país en un camión reclamando justicia para el crimen contra su hijo, el cabo primero Raúl Antonio Carvajal Londoño, quien días antes de su muerte lo había llamado para contarle que se retiraría del ejército, ya que se había rehusado a matar a dos hombres y hacerlos pasar como guerrilleros pero días después se conoció su deceso tras un supuesto enfrentamiento con la guerrilla de las FARC, por lo que tras su muerte, Don Raúl, como se le conocía, emprendió su viaje buscando la verdad tras la fachada presentada por el ejército hasta el día que el COVID-19 termino con su vida.
La historia de los familiares de las víctimas más s de los falsos positivos y la de Raúl Carvajal nos recuerda que las fuerzas publicas de nuestro país son corruptas, que no podemos confiar en aquellos que están llamados a defender la soberanía y proteger la población civil y que ni ellos mismos pueden confiar en su institución, porque el único que sobrevive allí es el que sigue al que dio la orden. Tristemente aquí el que no se doblega, muere y cada día el pueblo colombiano pierde más su fe, aumenta su miedo y tal vez con este, su valentía.
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