Por: Marianne Checa
La Gaviota ha encontrado una casa
no muy grande ni con huéspedes,
la Gaviota ve los muros que han caído
rotos en pedazos imposibles de unir
aun así, entra.
Bajo un techo por el que lloviznan recuerdos convertidos en tormenta
oye las baladas dentro del horno
la Gaviota provoca un incendio; cenizas que nacen
no queda nada. Nada rompe la Gaviota.
Por la ventana entra un árbol que enciende las luciérnagas
pero las espanta
y no nota a la Gaviota volando sobre la alfombra,
tampoco el muro, ni la tormenta, nada nota
gaviota empaca sus alas, se viste sus plumas
solo se lleva una rama para marcar el camino
y la casa, tan perdida que estaba,
se cae.
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