Por: Yohana Castro Rincón
Miro pasar los días y las noches con todas sus estrellas,
y me pregunto casi incierta:
¿Qué pasó con la juventud aquella?
Si, aquella que bailaba, cantaba y sonreía
cuando alguien le decía:
en tus manos llevas el futuro de esta tierra
y ella de esta queja, su dueña se sentía.
Parece que se ha ido y con ella el alma tan hermosa e ingenua
de aquellos tiempos mozos
cuando la mente, el cuerpo y el corazón
latían de tristeza, pero también de mucho gozo.
¿Acaso se murieron los hijos del mañana?
¿Acaso se ha muerto para ellos la esperanza?
El mundo se ha dormido en esas mentes sanas
que no quieren pensar ni en el hoy ni en el mañana.
Mi corazón se niega a sentirse derrotado
y guarda la esperanza del mundo anhelado
y espera que despierten sus mentes hoy dormidas
y empiece a florecer para ellos hoy la vida.
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