Por: Sebastián Sánchez
En nuestro país se han visto diversas historias del conflicto armado desde tomas de pueblos o hasta masacres que han hecho parte de la violenta historia colombiana, sin embargo un hecho poco comentado y que a duras penas se menciona en libros o en alguna fuente de información.
Hablamos de la masacre de la plaza de toros de santa María ocurrida en 1956 y perpetrada por el servicio de inteligencia colombiano en el año 1956, lo que inicio como un espectáculo sensacional se convirtió en una terrible masacre que hasta el día de hoy sigue en el olvido al igual que la guerra en Villarrica u otros acontecimientos ocurridos en Colombia.
Para entender esta historia habría que viajar hasta el año 1953 donde un 13 de junio el general Gustavo Rojas Pinilla daría un golpe de estado derrocando a Laureano Gomes del poder, posteriormente varios políticos liberales exiliados pudieron regresar al país en donde el nuevo gobierno militar dio una amnistía a las guerrillas liberales logrando una desmovilización de estos combatientes.
Esto puso fin a una larga y sangrienta guerra desatada en 1948 conocida como la violencia bipartidista iniciada por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, que dejo al menos 300.000 muertos pero que con los acuerdos de paz se terminó, o al menos eso se suponía.
A un año del golpe, mientras se esperaba que rojas entregara el mando a un presidente de forma democrática, este cerro el congreso y prohibió cualquier manifestación comunista y que estuviese en contra del régimen declarándose a sí mismo el presidente de la república.
Las quejas no se hicieron esperar, pero lo peor de todo vendría cuando en el aniversario de la muerte del estudiante Uriel Gutiérrez Restrepo a manos de la policía nacional en otra protesta en honor al fallecimiento de Gonzalo Bravo Pérez quien por mera coincidencia también cayó en una protesta en 1928 contra el presidente miguel abadía Méndez, mientras se desarrollaba la manifestación los miembros del batallón Colombia que recién habían regresado de la guerra de corea que se encontraban cerca de los hechos fueron para retener la manifestación abriendo fuego contra los estudiantes desatando asi una terrible matanza.
Entre más tiempo pasaba aún más era la desaprobación de Rojas Pinilla hasta el punto de que se desatara una persecución contra los opositores del régimen por el servicio de inteligencia colombiano.
El 29 de enero de 1929 cuando la hija del general, María Eugenia ingreso junto con su esposo a la plaza de toros de Santamaría para presenciar el espectáculo fueron abucheados por la multitud quienes en mayoría eran opositores al régimen militar.
Rojas no tardo en enterarse del hecho por lo que en venganza por tal humillación el régimen realizo un evento en la plaza de toros donde asistieron miles de personas a las que encerraron y posteriormente obligaron a definir su bando político (rojistas o comunistas o liberales y laureanistas opositores) por lo que al tener en cuenta esta información inmediatamente armaron una masacra acabando con los opositores del régimen.
Una cifra de muertos que fue censurada y que hasta el día de hoy no se conoce.
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