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Foto del escritorMichael Barajas Pérez

Impostados

Por: Patricio Moller


Fabián Scola, era el típico hombre soltero sin hijos, que se creía jovencito y se paseaba por los bares de San Telmo con la intención de beber gratis, ya que conocía a muchos otros patanes vagos como él, y por lo general andaba sin dinero. Continuamente trataba de levantarse una que otra chica, por lo general le iba muy, pero, muy mal, ya que, a sus 46 años, estaba gordo, medio calvo, era torpe, mal educado, por lo que las chicas rápidamente salían corriendo pavoridas de semejante sujeto despreciable.

Así transcurría su vida en el barrio de San Telmo, por las mañanas cuando le era posible levantarse, ayudaba en el taller de un tío a hacer mandados, limpiar y otros trabajos menores. Lugar en el cual él también dormía. Este tío le daba algunas dádivas con las que Fabián se las gastaba en bares todas las noches en San Telmo. No es de ignorar que este tío estaba hasta el hastío de este sobrino problema de quién tuvo, que hacerse cargo, luego de que su padre muriera y su madre ni idea de su paradero se tenía. Las discusiones eran a diario por el paupérrimo comportamiento de Fabián que a esa edad no sentaba cabeza y tenía que ser mantenido por este tío que le brindaba trabajo, comida y techo.

Corría una noche más, en algún bar de San Telmo y Fabián se encuentra con Facundo. Un tipo de 25 años, alto, esbelto, con mucha suerte con las mujeres, bien vestido y de familia de caudalosa fortuna. Facundo era un chico de la noche al igual que Fabián. De todas las características a favor que tenía Facundo sentía un profundo vacío en la vida que sólo lo llenaba en las noches, de bar en bar y conociendo una chica tras otra.

No eran tan amigos con Fabián, pero, Facundo lo miraba siempre con cierto desdén y pena, por lo que lo invitaba tragos y muchas veces a comer. A Fabián le gustaba encontrarse con Facundo, pues Facundo tenía dinero y buena facha, para conquistar lindas chicas, y eso le podría acarrear por goteo tener una que otra aventurilla con alguna chica que estuviera en estado etílico avanzado para poder darle bola a este cuarentón desagradable, maleducado y poco agraciado.

Facundo en un acto de picardía y tratando de hacer una broma le dice un día a Fabián que existe una mujer que puso un aviso que necesitaba un mayordomo puertas adentro y que pagaba muy bien. Facundo le relata que era una mujer muy joven, hermosísima, con mucho dinero, puesto hacía muy poco había enviudado de un gran empresario con mucho dinero. Fabian lo miraba con brillos en los ojos y con la boca abierta, escuchando esta maravillosa historia, que su “no tan amigo” le relataba. Fabián veía en esto la posibilidad de quizás poder conquistar a esta hermosa mujer y quedarse a vivir ahí, primero pasando como mayordomo y así mejorar su inestable vida.

Al día siguiente a eso de las 15:00, Facundo pasa a buscar a Fabián para llevarlo a este estupendo trabajo, tomaron ruta hacia el norte a la casa de la hermosa mujer ubicada un poco antes del Delta del Tigre, a una hora aproximadamente del microcentro de Buenos Aires. Llegaron a destino y estacionaron. Era una casa muy elegante, refinada y sofisticada. Facundo le dice a Fabián … bueno hasta acá te dejo, tienes que ir solo, ya que esa mujer es amiga de mi familia y a mí, muy buena fama no me tiene, por lo festivo que soy, vos me entendés Fabián, si me ven a mí, puede que te juegue en contra amigo, así que tendrás que volverte sólo a capital en el tren. Fabián asiente, baja del auto y se dirige a la fastuosa casa de esta hermosísima mujer.

Toca el timbre, pasado unos segundos aparece una mujer un tanto, fornida, de altura mediana, de pelo ruliento y corto. De unos sesenta y pico de años, más o menos. Fabián le pregunta a la mujer ¿aquí es dónde necesitan un mayordomo puertas adentro? No el aviso era para una mujer responde la mujer apostada en la puerta. De pronto, extrañamente la señora le dice con una sonrisa de oreja a oreja, pase usted joven.

Fabián pasó y se sentó en el cuarto de estar mientras la mujer le fue a buscar un refresco. En los minutos que Fabián estaba solo en el cuarto de estar, notó que había muchas fotos de una mujer joven, hermosa de unos 30 años aproximadamente, a lo que Fabián dedujo: Esta debe ser la mujer que busca una empleada y esta debe ser la nana de la casa, ¿pero si esta es la nana de la casa para que quieren otra? Se preguntó para sus adentros Fabián.

Al regresar la mujer de la cocina, con el refresco en la mano comenzó a gritar desaforada y en un acto que parecía psicótico, gritaba desaforada ¡Verónica! Verónica ¡¡Verónica¡! Verónica ¡sos vos, has regresado y se le acercó llorando a Fabián y abrazándolo muy fuerte seguía repitiendo y llorando de alegría ¡Verónica ¡sos vos has regresado, sabía que no habías muerto.

A los minutos que la mujer se calmó, Fabián se excusa que tiene que hacer una llamada al celular de un amigo, a lo que la mujer le responde: Claro que, sí hija mía lo que quieras, Fabián se retira a otra habitación para realizar la privada llamada, cosa que no escuchara del otro lado la inestable señora.

Sabía que me llamarías Fabián, le decía Facundo del otro lado del teléfono, lo sabía. Te cuento: Esta mujer perdió a su hija Verónica hace no menos de un año y no se ha podido resignar a su partida y como mi madre es amiga de esta señora y del grupo social que frecuentan ambas. Era de público conocimiento que esta señora publicaría un aviso que dijera se necesita asesora del” hogar puertas adentro” a lo cual, la primera persona que llegara la adoptaría como Verónica, ya que esta mujer en un pensamiento místico deduce que su hija no ha muerto y que él o la primera que llegase sería es su hija Verónica que ha regresado.

Pero, vos, sos un enfermo, retorcido mental ¿Quién te crees que sos para hacerme esta barrabasada? Hijo de re ……, le contestó eufórico e iracundo Fabián.

Pero, no te lo tomes tan mal Fabián, le dice Facundo, pensalo de esta manera es una vieja que está loca, esta devastada por la muerte de su hija tiene mucho dinero y vivirás como un rey mientras le sigas la corriente, por último, decile que te diga Verónico, soltando una carcajada Facundo. No seas bobo, a que vas a volver a San Telmo. Si tu tío cualquier día de estos te va a echar a la calle por vago, boludo.

Fabián simplemente le dice: sos un enfermo, cuando te pille te cagaré a trompadas por esta mala broma y le cortó.

Al volver al cuarto de estar, Fabián se sienta de frente a la señora (y le dice “sí mamá, he regresado, pero, te voy a pedir un sólo favor. El que quieras hija mía le respondió la señora. Te pido que no me llames más Verónica, ya que en mi ausencia me di cuenta de que nunca me gustó ese nombre, desde hoy trátame de Fabián o Verónico y como a un hombre. Lo que quieras hijo Fabián respondió la señora.

Pasaron los años y la señora lo trataba como a un hijo, lo llamaba Fabián y él le decía mamá, se llevaban muy bien, era la relación perfecta entre madre e hijo. Facundo los vista casi todos los domingos para disfrutar de un rico asado, ya que mucho se afianzó la amistad entre Fabián y Facundo, a pesar de lo que había pasado Es así, como esta señora recuperó su vida de madre y Fabián a su madre de quien nadie sabía su paradero.




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