Por: Maya Tatiana Ortiz
Nieves, dulce Nieves, de piel canela y labios invierno, cabello de otoño y ojos de verano.
Nieves, la pequeña musa de manitas pequeñas con ganas de comerse el mundo, destinada a un hogar sin padre y una madre carente de amor, una historia de siete y no precisamente enanos, Nieves, quien tuvo que comerse la realidad cruda disfrazada de manzana, esa misma Nieves, se levanta del baúl decrépito, no mira atrás, deja un pedazo de corazón, una pierna, un brazo, un ojo, su inocencia, sabe que no puede ser salvada, que las princesas no existen, que los caballos blancos engañan, que los animales no son animales y las personas no saben ser personas.
Nieves, la misma débil Nieves, saca una costilla y termina de escribir en sangre el contrato que sellará por fin la caja de pandora que le carcome el alma
Pobre niña, jugando a ser primavera
Pobre primavera deseando a ser niña
Pobre canción vieja, anhelando ser escuchada por una pobre niña en la primavera
pobres labios, tan jóvenes
tan fríos, tan rojos, tan verdes, tan grises, tan muertos
pobres piernas, manchadas de un vino que arde, que quema, que no se borra
pobres pies, que no caminan
pobres manos, que no agarran
pobres ojos que no miran
pobre piel que no estira
pobres sábanas que no ahorcan
pobres sombras que no son solo sombras.
Dichosa joven siendo primavera
dichosa primavera siendo joven
dichosa canción vieja siendo escuchada por una joven en primavera
dichosos labios sólidos
tan cálidos, tan carmesí, tan vino tinto, tan azules, tan vivos
dichosas piernas, dibujadas en tinta
dichosos pies que caminan
dichosas manos que agarran
dichosos ojos que miran
dichosa piel que estira
dichosas sábanas que ahorcan
dichosas sombras que solo son sombras
dichosa mente que no olvida
dichosos recuerdos que solo son recuerdos
dichosa lengua que no calla
dichosa vida que es vida
Una lágrima sale de sus ojos una vez su mano izquierda empuñada decae, recoge sin prisa los pedazos que algún día destilaron de su corazón y sonríe mientras rompe aquel reflector de inseguridades. Ya no es una niña, ¡ya no soy una niña!
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