Elaborada por: Eider Abaunza
Estoy más que seguro que lo que les voy a narrar no me lo van a creer. Resulta que me encontraba el sábado con el grupo de confirmación en la parroquia donde estoy ayudando cuando vibró el celular: era un mensaje de Gmail del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Parafraseando la perfección del correo electrónico que llegó a mi teléfono, me estaba invitando a su reunión de cumpleaños que tendría lugar en la finca el Ubérrimo, en Montería. Era un invitado especial —según decía el mensaje— porque soy seminarista y él es católico, una especie de John F. Kennedy, que en paz descanse, no Uribe sino el otro expresidente. Emocionado, pero confundido. Me costaba entender aún que el mandamás de Colombia me invitara a su cumpleaños número 69. ¡Que belleza! Sin tanto boleo, bajé lo más rápido posible a la casa, alisté una maleta y hasta luego.
Llegando a la finca, me sentí en el paraíso, lugar donde vive el sempiterno. Una elegancia de hacienda: casitas bien elaboradas, como los falsos positivos; hermosos campos verdes… como de 6.402 metros cuadrado cada uno. Me recibió con una sonrisa agradable la señora Lina Moreno de Uribe que, a diferencia de su esposo, sí se pinta el cabello para esconder las canitas.
—¡Bienvenido! ¿Usté es Eider?
—Sí, señora —le contesté.
—Mi esposo está encantado por conocerlo… dice que usté le agrada mucho… esto va a hacer una sorpresa para él.
¿Será que habrá algo que en verdad le sorprenda al doctor? Si no le sorprendió la casa por cárcel del año pasado ni la cifra de los muertos por mano del ejército, mucho menos la visita de un desconocido.
—Muchas gracias, señora Lina.
Pasé a la sala y vi algunos rostros conocidos. Lo que me sorprendió fue la presencia de personajes de la izquierda. Por la puerta de la sala, cerca de un carriel colgado de la pared, aparece el presidente de República, el doctor Duque, que saludó al otro doctor, Uribe Vélez, con un inmenso abrazo, chocando corazón con corazón… “mano firme, corazón grande”. Por la misma puerta ingresa Martha Lucía Ramírez y también abraza a don Álvaro… siempre haciendo lo mismo que los demás. Por el otro lado entra Diego Molano y Daniel Palacios, los dos ministros que junto con el presidente casi quedan hechos tortilla, y saludan con agrado al fundador del Centro Democrático. Así sucesivamente fueron pasando varios políticos y familiares del doctor para desearle con agrado y demostrarle con sus abrazos cómo lo adora un país completo.
Claudia López estaba sentada con Angélica Lozano en un rincón de la hacienda chocando nariz con nariz… algo igual a Uribe con Iván, pero contextos distintos… ojalá…
El presentador del evento, Tomás Uribe, hijo del Ilustre cumpleañero, daba las palabras de bienvenida a los honorables invitados, luchadores de la patria colombiana. Se veía la alegría de todos, tanto que Petro estaba buscando el pañuelo en su bolsillo trasero para secarse las lágrimas que empezaban a salir de sus tiernos ojitos y ni hablar de Carlos Fernando Galán que casi hace pataleta de lo emocionado que se encontraba y arrepentido de haber acusado al presentador del evento y a su hermano por irregularidades en los POT en abril del 2018.
Mientras Uribe junior seguía con el micrófono emitiendo dulces palabras de animación, Gustavo Bolívar se moría de la risa con el cumpleañero acompañados de un aguardiente antioqueño. En eso, Gustavo Petro, terminada la fuente de sus lágrimas, abrazó a Paloma Valencia y le besó en la mejilla, como buenos amigos que son, también pasaron un momento muy atractivo. María José Pizarro le tomaba medidas a María Fernanda Cabal para su nuevo vestido que probablemente estrenaría para el próximo gobierno… su gobierno… o eso cree ella. Mientras veía eso, me daba cuenta que las bases necesarias para formar una buena amistad es la diferencia de pensamiento, partido político y el encuentro en una misma parranda uribestia.
Todos entonamos al unísono el canto del feliz cumpleaños. Era el momento de partir la torta. Uribe se hizo atrás de ésta: primero solo, luego con la señora Lina, después con sus hijos, después con el Centro Democrático, Colombia Humana, Alianza verde, Partido Liberal Colombiano y así con todos los partidos políticos presentes. Después me llamó y se tomó una foto conmigo. Con apreció, Uribe Papá pasó al frente para agradecer a todos:
—Gracias de corazón a tantas personas generosas conmigo, y pido la ayuda de Dios… para ustedes, para mis amiguitos que injustamente se encuentran condenados, para Ivancho y para mí, que he sido muy calumniado por envidiosos.
Terminadas las palabras de agradecimiento, Gustavo Bolívar se puso de pie y expresó libremente:
—¡Uribe, te amo!
Todo quedó en silencio. El senador y escritor se ganó la atención de todos, incluso la mía. Petro y Benedetti se quedaron boquiabiertos. Angelica y Claudia chocaron las manos a manera de triunfo y se dieron un beso.
—Gracias, mijo… yo también lo quiero a usté.
—A usted no —dijo Bolívar—. A Fernando Uribe, el jugador de millonarios.
Después de la aclaración todos volvieron a hablar entre ellos como si nada hubiese pasado. Uribe Vélez estaba estrenando gafas, pero ni así alcanzaba a ver los pocos errores que tuvo su gobierno... o que tiene.
El chunchullo empezó cuando de la nada apareció en la fiesta la señora Clara López Obregón, exnovia del cumpleañero. La señora Lina se enojó bastante y agarró del pelo a la pobre Clara lazándola al suelo. Clara se levantó y se le fue encima a doña Lina. De la nada, volaron platos y trozos de torta. El cartel que decía “Feliz cumpleaños doctor Uribe” cambió a “Feliz cumpleaños doctor mañoso”. En medio de la racha, vi la imagen del párroco y que me hacía un gesto con la mano: me estaba llamando. No sólo me había invitado a mí sino también al padre, por lo menos me sentí acompañado. El cura se acercó a mí y me sacudió el hombro.
—Oiga, Abaunza ¿dónde están los jóvenes de confirmación?
Y Efectivamente el salón parroquial se encontraba desocupado.
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