Por: Michael Barajas Pérez
Los nombres de los padres de la filosofía occidental son tan repetidos como los sofismas del hombre, incluso, parece un pensamiento a priori excluido de toda interpretación por medio de la experiencia, todo eso constituye el preludio a aquel hito trascendental que permearía de raíz la filosofía de Platón y Aristóteles. A menudo cuando hablamos de filosofía siempre nos citan de forma precipitada a los susodichos y al parecer no se equivocan, para un lenguaje apropiado para el vulgo: Platón escribió en esencia, de forma idealista y Aristóteles sobre la ciencia, en efecto, no solo sobre la ciencia, Aristóteles no escribió de ti y de mí porque no existíamos, escribió sobre absolutamente todo.
Hace varios meses me encontré en el municipio de Restrepo con un amigo llamado Diego, él es filósofo, hablamos desde Parménides hasta Heidegger y no siendo descorteses tratamos a los dos padres de la filosofía occidental, llegamos a la conclusión de que como lo dice el titulo de esta columna, estudiar la filosofía es hablar continuamente con Platón y Aristóteles, a continuación, me explicaré grosso modo.
Luego de la filosofía helénica llegó la medieval donde sus principales exponentes fueron San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino, Agustín fue el principal exponente de la filosofía patrística en donde unió a Dios con los conceptos de Platón; Tomás fue principal exponente de la filosofía escolástica, unió a Dios con las disertaciones de Aristóteles. Al llegar el modernismo encontramos a su padre, René Descartes, que fue uno de los precursores de la metafísica —rama de la filosofía de la cual Aristóteles es padre—, y dividió al ente entre res cogitans y res extensa, algo parecido al sujeto y la esencia de Aristóteles, posterior a ello vino Leibniz con sus conceptos de monadología, cimentada en las doctrinas dualistas entre alma y cuerpo de Platón, y en específico sobre el alma, Spinoza nos habló bastante de ética y trataba a explicar a Dios como conciencia presente en todos los entes de la naturaleza, así mismo, lo hizo Aristóteles, siendo también padre de la ética, sin querer hacer esta columna más extensa se me vienen nombres a la mente como Kant, Kierkegaard, Heidegger, Hegel, Tomás Moro, Michel de Montaigne, Diderot, D’alembert, etcétera. Está en la palabra “filosofía” casi de forma omnipresente el nombre de estos insignes y toda esta ciencia teórica gira en torno a ellos porque ellos fundaron las bases y las fraguaron con sus principios sustanciales. Por tanto, llego a la conclusión de que estudiar filosofía es hablar continuamente con Platón y Aristóteles.
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