Por: Marcela Tabares
Hace poco llegó a mis oídos la canción "Provenza" de la cantante Karol G y después de unos minutos de repetirla caí en cuenta de las cosas que en ella se decían, pues como es costumbre, había perdido de vista el contenido, ya que el ritmo había cautivado completamente mi atención.
Después de un análisis y de salir de la estigmatización propia que la palabra "reguetón" aún suscita en la sociedad, me puse a pensar el porqué ahora esta variedad musical dejó de ser un género puramente machista, para volverse ahora un portavoz del pensar de muchas mujeres que encontraron una manera de exteriorizar sus sentimientos más básicos, sus ideas y hasta sus posturas políticas, frente a una sociedad que cambia a una gran velocidad.
Pero podemos empezar por analizar de donde proviene el reguetón y ¿por qué cada vez se vuelve un género tan importante en el panorama musical y cultural?
Este género, que nació como una mezcla de reggae y rap en castellano, fue producto de variaciones que se fueron adoptando para generar un ritmo más bailable y pegajoso.
Después de este paso un poco superficial por la voz femenina en la creciente cultura urbana, quisiera recordar porque este fenómeno musical que nace como una manifestación de inconformidad desde lo clandestino de los vecindarios de Puerto Rico y Panamá, hoy es un motivo relevante de breve análisis en una sociedad que está construyendo una nueva narrativa frente a panoramas e identidades diferentes.
Cualquiera creería que es muy sencillo sentarse a crear una canción con este ritmo pegadizo, ya que según los más expertos, no se necesita más que una computadora y un micrófono, con lo que tal vez en un aspecto muy básico de la composición esto pueda ser razonable, puesto que como nos enseñó el sabio "Abuelo Melquíades": es posible hacer reguetón en 30 segundos.
Dejando a un lado las aparentes facilidades para producir una canción "pegadiza", es más común escuchar como las composiciones de las cantantes de este género musical, hablan escuetamente de cómo quieren ellas, de cuando lo quieren y de dónde. Es impactante para una cultura machista como la latina, escuchar que las mujeres puedan decir en voz alta: nos gusta el sexo tanto como a los hombres.
Después de satanizar las letras que inicialmente son tomadas como algo demasiado fácil para escribir, queda el pensamiento y hasta la admiración por las voces femeninas que cada vez se juntan para decirle a quien quiera escuchar, que las mujeres también han cosificado a los hombres durante mucho tiempo, solo que el simple hecho de manifestarlo podría ser considerado una herejía.
Hoy por hoy, a pesar de que la lucha social por un mundo cada vez más igualitario se ve amenazada por los aún absurdos pensamientos ultra conservadores; la mujer alza su voz con un poco más de fuerza para ser escuchada y aunque en ese intento por poder decir lo que piensa sin ser tildada de neurótica o feminazi, se va entendiendo que las mujeres se están librando de siglos de silencio, de acoso y porque no; de maltrato.
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