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Foto del escritorMichael Barajas Pérez

El recuerdo de hace un año

Por: Juan Rodríguez


Hace un año tomé la decisión de dejar un camino que en definitiva no era para mí. Sin duda, es, en menor medida, la mejor elección que he tenido en toda la vida. Uno siempre piensa en los riegos, hasta en el más mínimo. Y sin duda un miedo tremendo invade esa parte del ser que lo quiere ver a uno fracasar. Pero he aprendido una cosa a lo largo del camino, y es que los sueños, si uno se arriesga por ellos vale la pena cumplirlos. No hablo desde el discurso del cumplimiento y la felicidad. Cumplir un sueño trae derrotas, fracasos, miedos y hasta inseguridad. Muchas veces uno se queda ahí, sin saber qué hacer o qué camino tomar.

Pero lo único que queda es persistir, ser insistente, arriesgar y volver a arriesgar. Cumplir un sueño es medianamente imposible, hay que ser realistas, pero si no hay riesgo no hay esfuerzo, y por consecuencia, no existe el sueño.

He aprendido mucho desde entonces, he conocido personas maravillosas, únicas, a todas y a cada una las llevo en mi corazón, hacen parte de lo que soy, y aunque no lo crean, los llevo en mi corazón. Sí, ya un año.

Cuando volví a casa sentí que iba a fracasar, que la vida se me iba a hundir hasta el cuello. Y tuve el horror de vivir ese presagio, caí, sí, profundo, muy profundo. Pero hubo una luz, una persistencia, un abrazo y el cariño de la gente.

Entonces supe que no estaba solo, que simplemente mi vida se desarrolla de esa manera, pero que a cada paso siempre voy a encontrar a alguien en quien confiar, un amigo, una amiga, un conocido, incluso, un desconocido.

Porque sí, aprendí cosas que quedarán para toda la vida. O eso espero.

Si ustedes supieran, que la alegría que me inunda llega también con los recuerdos de la tristeza, estarían ahí, viviendo, y tratando de hallar el camino. Pero déjenme decirles una cosa, solamente una,

la que me valió para entenderlo todo. Cuando uno tiene un sueño hay que vivirlo, y por más que parezca una repetición, la verdad es que es cierto, pero, ¿Cuántos viven sus sueños? ¿Cuántos han saltado y se han dejado caer al pozo de la incertidumbre? No importa cuánta caídas se tengan, creo que cada una alivia más el corazón de las penas.

En este año de sueño he escrito muchas cosas, también tengo en mente otras más. Solamente espero seguir aprendiendo, ser una mejor versión humana que la anterior, y lo comprendo, me falta mucho, muchísimo, pero acá estoy, dispuesto a caer, o a llorar, o a reír, pero no me importa, voy a vivirlo todo como parte de lo que es eso que tantos tienen pero que pocos aprecian, la vida.



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