Escrita por: Eider Abaunza
—¿Alejandra Azcárate?
—Sí, mijito —dijo mi abuelita—. La mona perica esa está ahí en la sala.
—Ni por el chiras digás “perica”, agüela, que después no la sacamos de acá.
Salí del baño y efectivamente sí estaba la Azcárate en la sala.
Como llegó tan temprano, mi abuela le hizo un desayuno especial para ella: huevos pericos. Ella se sentó toda lambona y comía como si no hubiera tragado en dos meses. “Preocupante la cosa, mijo”, dijo mi agüe.
—¿Quién es esa, mijo?
—La humorista, agüe, ¿no te acordás? La que dijo que le gustaba reírse del sufrimiento de los demás.
—¿Esa no es luego Amparito Grisales, mijo?
Le mostré una foto de ella porque la ancianita estaba pensando en la otra anciana de “Yo me llamo”.
—Y vos, Alejita, ¿estás enferma? —dijo mi abuela— Es que tenés el cabello horrible. ¿Cierto, mija, que eso es una peluca?
—No, mi señora. Es ciento por ciento natural. Tan natural como la inocencia de mi esposo.
Y se puso a llorar.
—¡Ay no, mija! No te pongás a chillar que ya limpié el piso y me lo empuercás. ¡Ash!
Mi abuela se pilló que aún quedaba mugre en la mesa donde se embutía los huevos la querida Aleja.
—Permiso, Alejita, limpio ese polvo que está cerca a vos.
—¡Ese polvo no lo traje yo, doña, se lo aseguro! Ya todo el mundo me está tratando de criminal.
Y nuevamente llegaron las lágrimas de cocodrilo.
—¿Qué le pasó ahora a esta bruja, mijo? Salió muy chillona la boba. Oí, mija, ¿por qué no visitás los Olivos? Hacés buen trabajo allá. ¡Dejá de hacerte la vistima y jartate ese desayuno!
—Usted no sabe, doña. He sufrido mucho… Tanto que no he podido tener nada de eso… sí… de eso. Usted me entiende, ¿cierto?
—¿Nada de nadita, mija? ¡Pobre de vos! Sí lo llegué a pensar. Estás muy raquítica… ¿hablás de la alimentación, Alejita?
—Sí. Pero no de esa. Ese polvo me daño el polvo.
Y como dice la canción “a chillar a otra parte”.
¡Rin! ¡rin! Contesté el teléfono.
—¿Quién llamó, mijito?
—El primito, agüela, al que llaman “Diablo”. Qué está con su novia de rumba en los sótanos del infierno, una discoteca nueva que salió hace poco. Dijo que su novia se llama Daneidy, pero es más conocía como “Epa Colombia”.
Y Alejita Azcárate ya no hacía presencia con nosotros, pues salió de la casa como pepa ´e guama.
Carta:
Aleja: mi abuela quedó muy enojada con vos porque no te terminaste el desayuno completo: dejaste la mitad de los huevos pericos, media papa frita y de la yuca ni hablar, además no te tragaste el arroz calentao con fríjoles y garbanzos. Y para rematar con ñapa, se perdió la leche en polvo del bebé.
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