Por: Eider Abaunza
Apenas nos enteramos que el Ivancho había tocado tierra coreana, no dudamos en tomar el teléfono y marcarle por el wasap para charlar con él y preguntarle ciertas cositas. Tocó timbrarle de noche para que el berrioncito contestara.
—Hola, mi señora…
—Oí, Ivancho, vos me tenés muy desilusionada… voté por vos pa´ que me llevaras a Corea del Sur y no cumplí ni años… ni el baño de la casa de vos lo conozco. Sos la cagada, mijo.
—Yo me viajé solo. No se crea esos cuentos que muestran en la televisión.
—Aparte de eso mentiroso, agüela. A mí me contó Gustavito Bolívar que se fue con una gran cantidad de payasos para Corea.
—Sí, mijito. A mí también me contaron. No ve, mijo, que el piloto que los llevó es muy amigo mío, fue casi mi mozo, ji, ji, ji.
—Mi señora, yo me vine solito porque quiero descansar un poco de tantas cosas.
—Mijito, pues, nosotros también queremos descansar de tanta cosa… ¿no has pensado en quedarte a vivir po´ allá?
—No, mi señora, el país me necesita.
—Lo que necesita el país, Ivancho, es otro presidente —dije.
—Mi nieto tiene razón, mijito. Vea, Duquesito, no seas tan bobo que allá sí te quieren. ¿No viste luego esa bienvenida tan elegante? Acá en Colombia te hubiesen recibido con un cacerolazo y a piedra, mijo.
—Hablando de eso, doña, fíjese que voy a recibir un honoris causa en economía. Que alegría. Tal como lo querí.
—Muy bien, mijo, te felicito, vos sos un berraco. Disfrutalo y de una vez lo ponés cerca al otro título que tenés de deshonoris causa por la economía del país.
—Buena idea, así conservo todos mis títulos que tengo, incluyendo el de la escuela de música cuando aprendí a tocar guitarra.
—Agüela, yo no creo en ese título que recibirá el Ivancho. Eso se parece al Premio Nobel de la supuesta Paz que recibió el Juanma.
—Mijo, el doctor Ivancho es muy distinto. Él recibe ese título por ser un economista naranja. Naranja por lo gordito.
—Oí Ivancho, decime cuándo es que llegan los afganos esos… es que quiero buscar un novio ya.
—Agüela, ¿qué son esas cosas que decís?
—No, mijo, no me juzgués… Ya que Alvarito Uribe no me paró bolas yo tengo que buscar comida en otro restaurante… pero restaurante extranjero, mijito, puro extranjero.
Ponga pues cuida´o:
Mijo, los pobres de Afganistán huyen de un país donde manda el Talibán para llegar a otro que está vuelto mierda por otro Tal – Iván.
“Que el Sagrado Corazón de Jesús los acompañe”.
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