Escrita por: Ángel García
Esta semana, navegando por redes, me encontré con la noticia de la imputación al excomandante del ejercito Mario Montoya por 104 casos de falsos positivos, quién ya había declarado ante la JEP, dando poco o nada información valiosa para esta investigación.
Mario Montoya fue el comandante del ejército entre el 2006 y el 2008. Lideró la operación orión, en la cual en el año 2002 el ejercito realizó incursiones con el objetivo de acabar con la presencia de milicias urbanas del ELN y las FARC en la comuna 13 de Medellín. Esta operación tuvo como consecuencias desapariciones forzadas, asesinatos y muchos casos de ejecuciones extrajudiciales.
Por añadidura se le cree presuntamente, de ser uno de los encargados de más de 100 falsos positivos, entre ellos los de Bogotá y Soacha. Debido a estas acusaciones, Montoya se somete a la JEP en el 2019, y niega rotundamente su conocimiento al momento de las ejecuciones, y en el 2020 rinde testimonios vagos acerca de estos sucesos tan dolorosos.
El excomandante en sus testimonios buscó culpar a los soldados de menor rango, pasar por accidentes dadas las condiciones de los soldados en busca de reconocimiento y posteriormente pasó a decir que, al momento de estar en constancia de estos sucesos, los altos rangos cambian políticas dentro de este cuerpo para evitar otro suceso similar.
Ahora en 2021 la justicia ordinaria le imputa cargos por al menos 100 falsos positivos y evidentemente buscará los beneficios de volver a la JEP.
Este es uno más en la lista de responsables del estado contra la población, otro peón que tiene que caer, aun sin atrapar al rey de este juego que tantas vidas ha cobrado. Es indecoroso que tantas personas resulten ya no solo sospechosas sino imputadas, increíblemente por fiscales uribistas como Barbosa. Resultando innegable que cada vez este gobierno se mancha más y más, dejando naufrago a un rey que al final se ahogará sin duda en la misma sangre que él le ha arrancado durante tantos años a nuestro país.
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