Elaborada por: Daniela Chaves
El pasado 6 de julio se llevó a cabo la semifinal de la copa América entre Colombia y argentina, partido que hasta el momento ha dejado mucho de qué hablar, y todo gracias a la actitud que tomó el arquero argentino Emiliano Martínez y su compañero de equipo Lionel Messi, en momentos de penaltis, hacia Yerry Mina; las polémicas palabras fueron las siguientes: “Bailá, bailá, bailá ahora. Dale bailá, bailá ahora” dicho por Messi y “Sí, hacete el boludo. Ya te conozco a vos. Te gusta farandulear, estás nervioso, yo te conozco. Tirá que te la tapo, tirá que te como” dicho por Martínez, la cuestión es que el comportamiento de distracción hecho por el arquero argentino fue un juego psicológico que, aunque algunos califiquen como normal en este ámbito deportivo, no dejó de ser el “boom” de los penales; y aquí es donde se empieza a ver el trasfondo, en donde Mina al hacer el penal contra Uruguay en el anterior partido se puso a bailar frente al arco y claro está que eso es reprochable, pero en esta oportunidad, el arquero argentino escaló un poco más arriba e insultó verbal y directamente al jugador colombiano, cosa que no es “demostrar personalidad” como he leído por ahí, o ¿desde cuándo se mide a un jugador por su capacidad para insultar?, ¿acaso no sería de admirar no caer en el mismo error de insultar a otro? quiero decir, ¿no sería mejor dar ejemplo en vez de hacer polémica y echarle más leña al fuego? porque claro, gritar e insultar es muy fácil y eso alimenta el mantener el odio y la violencia dentro de la cancha, cosa que no debería ser bienvenida por ningún jugador de ningún equipo, al fin y al cabo, son ídolos para muchos que deberían mantener su profesionalismo y alegría en el tiempo del partido debido a su influencia en las masas.
No vengo a dar clases de moralidad ni mucho menos, tampoco esperen de mi en esta oportunidad que defienda o no defienda a alguno de los protagonistas de esta situación, los tomo como el punto de partida para hacer comprender mi concepción de lo que está mal y debemos cambiar, no solo en las actitudes de este partido, sino que en el diario vivir de muchos. Aunque parezca difícil de lograr, debemos poner en práctica el ser personas civilizadas que no hacen uso indiscriminado de la ley del talión para cada situación; pagar con la misma moneda, o incluso peor, es impensable cuando en un lugar hay tantos con carácter e ideas distintas que se pueden mover con un odio desconocedor de barreras a razón de disputas ajenas que alimentan confrontaciones a base de actos poco comprensibles e innecesarios, ojala se critique lo que se tenga que criticar y se ponga en tela de duda lo que nos incomode, pero aunque sea hincha o jugador, seria de admirar no replicar, sobre todo, no de peor forma, comportamientos infames, infantiles y maleducados, solo pido que por favor reluzcan las buenas, decentes y educadas actuaciones de figuras que tienen tanta influencia para lograr una mejor sociedad.
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