Elaborada por: Yeye
Daisies giran y giran alrededor.
Ellas bailan sobre el clero.
Suena la campana y el viejo gruñón
suelta el cigarro en el cenicero,
"Daisies vengan acá, que se van a golpear
y el sol nos fruncirá el ceño,
mañana no vendrá y el día nunca llegará"
Daisies bailan como biberón
de un bebé gordo en suelo.
Bailan con su amor,
y los vitrales son
los colores que pintan su suelo.
La pista de baile ya abrió,
pues el clero ya se ha puesto.
El viejo gruñón vuelve a advertir,
"El sol nos dejará en enero"
Daisies hacen caso omiso
a las plegarias del viejo;
en vez de eso
se descalzan y las dos
siguen felices en su juego.
Saltan con conejos,
cantan con las aves
y danzan con los perros.
Las flores en sus cabezas se marchitan y se vuelven desierto
pues el cielo no se ha puesto en su tiempo.
Se empiezan a marear
y a tropezar,
pues vitaminas faltan en sus cuerpos.
El viejo gruñón murmura por ahí,
"se los dije niñas malcriadas,
no dejan de bailar, ya se iban a cansar.
Y el sol solos nos dejó"
Daisies caen al suelo,
la luna y el sol están sonriendo.
Lo que no saben es que el viejo gruñón
al sol despertar
por siempre se iría a descansar.
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