Por: Michael Barajas Pérez
Latinoamerica siempre ha sido un chiste para los historiadores, está plagada de múltiples matices e inconvenientes que aunque pasen las décadas no se han logrado solucionar, entre aquellos tópicos podemos encontrar una democracia mal infundada, una economía volátil, golpes de estado y dictaduras que han sido bastante perniciosas para la estructura social y política de cada país. Sin embargo, una de las problemáticas más perniciosas según Enrique Krauze y Germán Arciniegas es el populismo. Este se conoce como aquellas medidas populares para ganar la simpatía y el voto del pueblo, también es conocido como demagogia. Se ha visto en casi todas las repúblicas de Latinoamerica, entre sus principales exponentes están Marco Pérez Jiménez y Hugo Chávez en Venezuela, Juan Domingo Peron en Argentina, Salvador Allende y Gabriel Boric en Chile, Getulio Vargas y Lula da Silva en Brasil, Andrés Manuel López Obrador en México y por supuesto, Gustavo Petro en Colombia.
Debo hacer una aclaración: cuando empezó la carrera por la presidencia en Colombia, militaba con la idea de Petro por una Colombia «más justa» y la equidad entre los colombianos. No obstante, recordé todo lo aprendido en mis clases de lógica y retórica, y encontré múltiples cosas chistosas. Gustavo Petro empezó con propuestas inalcanzables, pero la gente no se fijo en ello, simplemente les sonó muy bonito y por ello las apoyaron, un indicio de populismo según Krauze; suele twittear mil veces por día, Krauze lo denomina en su libro «El pueblo soy yo» como un indicio de controlar las masas por propaganda y por redes usando información no verificada como el cese al fuego con el ELN y muchísimos que escribe cada día —se tacha otro punto de populismo en la lista—, pero hay algo muy peligroso, dijo que él era el pueblo hace poco en un discurso en medio de unas movilizaciones en apoyo a sus reformas, muy parecida a la frase que dijo que gran populista Hugo Chávez, a su vez; expresó que las encuestas de favorabilidad hacia él son falsas y que él es aprobado por la mayoría de los colombianos, atentando contra la libertad de prensa y emitiendo propaganda en su nombre, al igual que Adolf Hitler con su famoso ministerio.
Empero, hay una que me da mucha risa y la gente repite, «Colombia: potencia mundial de la vida» no argumentaré mucho, solo diré: en un país donde asesinan a los defensores de DD.HH., a los periodistas, a los firmantes de paz, donde matan a jóvenes por un celular, donde la cifra de feminicidios aumenta desmesuradamente, ¿esa es la potencia mundial de la vida? Y para concluir diré algo cómico, no me imagino una conversación entre suizos y que pregunten «¿Cuál es la potencia mundial de la vida?» y su compatriota le responda «por supuesto que Colombia»?, ¡eso se llama populismo del barato! Ojalá nuestro destino no sea como los demás dirigentes populistas porque todos ellos arruinaron la economía, les tocaba importar todo —como quieren con el gas de Venezuela—, se adueñaron del poder por lustros, colapsaron el país, la desigualdad y pobreza aumentaron y se fueron de culo pa'l estanco. Despertemos de esta ardid y seamos críticos con todo.
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