Por: Kevin Barbosa
El veintiséis de septiembre del presente año, se cumplieron cinco años de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Farc, pero a día de hoy y con el pasar del tiempo hay una cantidad abrumadora de vacíos y dudas sin resolver, que para los colombianos y sobre todo para las víctimas del conflicto, el tan esperado acuerdo de paz, les ha cumplido poco y se siente la ausencia de justicia que se supone, debía de impartir dicho tratado. Desde el querer realizar un sentido homenaje al abatido guerrillero alias El Mono Jojoy, (personaje participe fundamental de esta guerra y principal miembro de las Farc), por parte del partido de Comunes, constituido por ex – guerrilleros del grupo subversivo, hasta el tratar “reparar” a las víctimas con cucharas y tenedores; deja mucho que pensar sobre la seriedad de lo negociado en La Habana por parte del gobierno en turno y la verdadera importancia que se la ha dado a los colombianos quienes a fin de cuentas, han sido los únicos perjudicados por una guerra tan extensa. Sin mencionar el plebiscito que buscaba una reestructuración del acuerdo, el cual más de la mitad de los votantes en Colombia aprobaron, pero al parecer poco o nada fue tomado en cuenta por parte de quienes estaban al frente del proceso de paz.
Si bien es cierto en que el acuerdo ha contribuido a resocialización de muchas personas y la tranquilidad de algunos ciudadanos, la percepción de impunidad por parte de la mayoría del pueblo colombiano, sobre todo por aquellos que padecieron la guerra, resulta ser innegable. Para este 2022 Una de las principales necesidades que deberá atender el próximo mandatario nacional es la verdadera reparación a las víctimas y el garantizar sus derechos como ciudadanos y la no repetición de este flagelo llamado: guerra.
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