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Foto del escritorMichael Barajas Pérez

¡Al mundo le falta un tornillo, que venga un mecánico!

Elaborada por: Michael Barajas


Estamos viviendo un desdén para con nuestros contemporáneos, mostrando una continua indiferencia con el mundo y su derredor. Las coyunturas adversas que estamos padeciendo, pareciese que nos dejara moribundos, agonizando en el suelo pidiéndole piedad al Dios de la infinita misericordia; empero, al parecer, este dios no se acuerda de su descendencia. Hoy se vive de mala gana, se vota sin previo estudio; se detesta aprender, no se lee, no se escribe; vituperan contra sus padres, se convierten en fanáticos de la incertidumbre. Las discordias y discrepancias se convierten en la cuna de todo deseo y pensamiento, hoy se piensa más en dinero que en valorar la vida, hoy se duerme apurado; hoy la vida vale menos de lo que hay en nuestra billetera. Sin duda, ¡hoy estamos en mundo de locos!

En 1932 el poeta argentino Enrique Cadícamo compusó un famoso tango llamado: “Al mundo le falta un tornillo”, posteriormente el cantante uruguayo Julio Sosa lo hizo retumbar por doquier y el tango alcanzó bastante popularidad. Sin embargo, ese no es el caso, en lo que me quiero centrar es en lo denso que fue su título, y más que eso, el mensaje que emite la letra. Me quiero cimentar en algo inaudito: ¿Quién iba a pensar que la letra del tango aún se ve reflejada en nuestros días? Y ahora traduzcámoslo a nuestra situación coyuntural; votamos por el que diga Uribe, asociamos a Petro con el comunismo, apoyamos la filosofía de Marx sin haber leído un libro de él; no toleramos opiniones ideológicas diferentes a las nuestras, pretendemos escribir bien pero nunca leemos; creemos que vandalizar un CAI es sinónimo de que el pueblo está presente, pedimos mucho pero no damos nada. En fin, ese vaivén de premisas no está dejando ciegos.

El mundo en nuestra contemporaneidad está totalmente alejado de la cordura y de la moral, todo está permitido, o bueno; lo queremos todo permitido, y lo más absurdo es que después despotricamos con acritud contra el hado y contra la nación. Reitero una y mil veces: ¡Al mundo le falta un tornillo, que venga un mecánico!


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