Por: Karol Torres
Nunca imaginé que existieran 30 horas dolorosas, tiempo en el que derramé la esperanza guardada en mí, tiempo que odié, tiempo que vivir sin estar a tu lado significaba estar en el mismo lago del invierno. Poco momento en el que termina una vida e inicia el sufrimiento de otra, mi dolor se hizo presente al igual que el ayer.
La deriva de mi vida, simplemente no lo pude decir, qué puede suceder al final del abismo si mi llanto rueda y rueda.
Ahora tengo un recuerdo en el agua, no debo tener miedo, ahora nace un amor perdido, un amor con falta de compañía, un amor incompleto. Confusa quedó tu historia, ahora la estoy escribiendo con tinta ilusión, adorando tu voz, escucha chica mía, yo sé que soy lo que siempre soñaste.
Vamos niña, sé buena y obediente, escucha los pasos de tu agresor porque debes callar, no te vayas; todavía no he terminado contigo.
Tu cambio fue desperdiciado, gran vida en zozobra te espera, acá yo te puedo acompañar, esperando el canto del náufrago
y la sonrisa del señor perdido.
¿Por qué sigues esperando?
¿Qué nos puede salir mal?
¿Vamos a salir del delirio?
lindo escrito